Muchos
de nuestros pacientes vienen a nuestro centro de rehabilitación porque
han perdido "competencia motriz". Sus recursos para adaptar su
movimiento a la diferentes situaciones del día a día son ahora mucho más
limitados.
La competencia motriz se puede perder como consecuencia de una lesión neurológica, pero también por la falta de uso.
Cuanto más mayores nos hacemos, y especialmente si padecemos de algún
trastorno musculo-esquelético, con menor frecuencia nos sentamos o
tumbamos en el suelo, y por tanto olvidamos cuál es el camino para
llegar a él, y sobre todo cómo levantarnos después.
Como consecuencia, la persona tiene miedo al suelo, a caerse, y entonces adopta posturas rígidas para "estabilizarse", cuando en realidad se están "bloqueando" y agravando los riesgos ante esa posible caída. (Más...)
Como consecuencia, la persona tiene miedo al suelo, a caerse, y entonces adopta posturas rígidas para "estabilizarse", cuando en realidad se están "bloqueando" y agravando los riesgos ante esa posible caída. (Más...)
Agacharse e incorporarse del suelo resulta ser, con frecuencia, una actividad costosa
para la persona adulta, e incluso para el profesional que lo trata... por lo que se suele excluir
del tratamiento.
Considero que trabajar con el paciente en el suelo ha de ser
una parte importante del tratamiento neurorrehabilitador.
Trabajar en el suelo abre muchas posibilidades: la
persona experimenta nuevos patrones motores (diferentes a los de la
sedestación y la bipedestación), aprende a emplear su cuerpo de una
forma diferente a la hora de realizar los cambios posturales, aprende a
agacharse hasta el suelo y a enderezarse desde el suelo de diferentes
formas... ¡además suele ser tan gratificante y lúdico!
En definitiva, la persona gana en autonomía personal, en competencia motriz, y por tanto en SALUD.
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